Queridos amigos, compañeros, conocidos, coincidentes, lectores:
Durante los diez últimos meses he necesitado una extrema concentración dedicada a un proyecto de creación (¿o destrucción?) poética que me ha tenido atrapado, desconectado de todo y de casi todos, de las redes sociales y de la telefonía también. En este mundo invasivo —más aún cuando, por el peso de la edad, sentimos que la vida se nos escapa— a uno le urge ser un poco más dueño de su propio tiempo. Os pido disculpas por esta "ausencia" —y por alguna otra futura que otros trabajos me puedan exigir— y os confieso que, pese a cualquier aislamiento, siempre estáis y estaréis en mí. Ojalá consiga vuestra comprensión.
Mi abrazo constante.
Ángel
7 de febrero de 2013