La web InfoLibre publica un artículo de Arturo Tendero en el que se reseñan varios libros de «poesía de periferia», entre otros Los deslumbramientos seguido de Recapitulaciones, el nuevo libro de Ángel Guinda. Se puede leer en este enlace o a continuación:
Los deslumbramientos seguido de Recapitulaciones
Ángel Guinda
Olifante
Zaragoza
2020
"¡Escribe como una sacudida! / (…) / ¡Aunque sea sobre agua escribe fuego!".
Rotundo siempre Ángel Guinda (Zaragoza, 1948). Martillea cada verso
con la contundencia de quien quiere grabarlo para la eternidad, igual
que hizo Quevedo con su amor más allá de la muerte, que
influye en los versos citados. Guinda añade signos de exclamación para
insuflar aún más énfasis. Sin rebajar ni un ápice esa intensidad
característica, ha unido dos títulos en el mismo volumen: Los deslumbramientos seguido de Recapitulaciones.
En ambos el gran tema, casi obsesivo, es el tiempo que corre desbocado.
En la hora de hacer balance, Guinda prefiere centrarse en el lado
positivo: "Liaba el cigarrillo / como enrollando su vida en una alfombra
/(…) / Perdido el horizonte, / perdidas ya las pérdidas, / cuanto aún
le quedaba eran ganancias". Versos muchas veces cargados de otras
lecturas, en este caso de Gamoneda ("Arden las
pérdidas"), aunque Guinda sea mucho más enérgico, menos contemplativo
que el poeta ovetense. Ángel Guinda es uno de esos escritores que
deberían figurar entre los referentes de la poesía española actual, como
aseguran los autores de las citas que ha recopilado Trinidad Ruiz Marcellán.
Y seguro que hubiera estado ahí, si el azar, las circunstancias o su
lugar de residencia hubieran sido otros. "Como la honradez, va de
frente. / No necesita disfraz ni guardaespaldas", remacha Guinda.
Tampoco es que sea este un libro redondo, como lo fue por ejemplo Catedral de la noche
(2015). Hay altibajos. Sin embargo contiene poemas dignos de antología,
como "Exilio" o como "Las casas". También poemas que se quedan
resonando después de leerlos, como "Los viajes". Y luego hay pasajes
candorosos, como este con perfume a Pessoa: "El amor es
invención. / Se inventa siempre lo amado y lo amado nos inventa. / Solo
el dolor, en amor, / no es invención". Y por supuesto está esa
insistencia, ese martilleo marcándose a fuego donde sea, incluso en el
agua: "¡Si pudiéramos recomponer los escombros! / Pero lo aniquilado no
se reconstruye. / Somos parte de la destrucción, / ruina nosotros
mismos".
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